Licenciado Jorge Haroldo Vásquez Flores
En un país en donde tener la razón es un riesgo, buscarla a través de la administración de justicia puede provocar una confrontación contra las estructuras que operan para mantener la verdad oculta.
La justicia y su administración están pasando momentos difíciles, nacional e internacionalmente, complicados más allá del tema de una defensa de la independencia judicial en contra de los poderes políticos y fácticos, que dicho sea de paso nunca fue fácil. En la actualidad, el tema de dicha defensa en Guatemala pasa por entender el escenario histórico, sistemático y estructural, con una contundente influencia del poder económico, la cultura del individualismo, la falta de conocimiento o conciencia histórica.
Cualquier intento que se haga en favor de la independencia judicial debe tomar en cuenta el sistema de cooptación que pretende ejercer el control del Poder Judicial. Para quienes luchan en favor de una justicia libre de influencias o injerencias, se observa un universo de conflictos pero, cuando se es juez, se deben tomar en cuenta y afrontarlos, de otra forma estaríamos obviando una acción que debe ser insoslayable si se quiere ser juez, puesto que no hay otra forma de serlo que siendo independiente.
Nuestro país ha tenido una historia desde sus orígenes de sistemas desiguales, de abusos, en el cual la impunidad y la corrupción son conceptos de práctica rutinaria, basta observar el último estudio (“Evaluación Anticorrupción de América Latina 2020”, Centro Cyrus R. Vance para la Justicia Internacional del Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York) que concluye en la gravedad de la corrupción y cooptación existente en Guatemala (el peor índice de los países evaluados), que promueve el despojo de los derechos individuales o colectivos sobre todo de quienes no están en condiciones de la defensa de los mismos, por lo que al encontrar funcionarios honestos, jueces democráticos, lo menos que se puede esperar por parte del sector que se favorece de la ausencia de leyes con sentido de justicia y de un sistema judicial debilitado por falta de políticas que le fortalezcan, son acciones que permitan mantener el estatus quo, para lo cual requieren sostenerse en políticas retrógradas, leyes inadecuadas y funcionarios corruptos, en una constante oposición a la vigencia de los derechos humanos, una férrea confrontación hacia la posibilidad de que el poder judicial sea el muro de contención a los abusos de poder de cualquier índole.
Se puede entender que el tema de la justicia independiente tiene adversarios constituidos desde la época colonial hasta nuestros días, creando sistemas que se favorecen del abuso, del despojo, de la desigualdad, del hambre de muchos para el beneficio de tan pocos. Sectores que promueven la corrupción y la impunidad como vehículos de obtención de privilegios que le roban a un país su pasado al tergiversar la historia, su presente, por medio del engaño constante con noticias y argumentos falsos, y su futuro, al limitar las oportunidades de las mayorías de crear mejores condiciones de vida, de tal forma que quienes hoy administran un órgano judicial están ya recibiendo una herencia enorme en números rojos que deben afrontar para hacer valer la ley, la razón y la justicia. Existe una deuda histórica por parte del poder judicial que no se ha saldado en favor de los más desposeídos, los excluidos, los que tienen en exceso límites en sus oportunidades de desarrollo humano, por el contrario, el sistema despiadado y depredador que limita la acción de la justicia, sigue robando futuros y esperanzas de una democracia que debiera promover la existencia del bien común, en un país en donde todos tengamos un espacio de convivencia con dignidad, lo cual en época de pandemias, se complica aún más, ya que queda en evidencia la enorme desigualdad social, que también tiene su origen en la falta de tutela judicial.
Claramente el sector que se beneficia de privilegios, pasa sobre los derechos humanos de la mayoría, y al existir jueces que representan la reserva moral de la administración pública dentro de la justicia, como son, los jueces independientes; motiva como reacción, que esos jueces sean víctimas de persecuciones, criminalizaciones, amenazas, atentados y ausencia de oportunidades de superarse en una carrera judicial; este grupo de jueces ausente de respaldo institucional desde el mismo poder judicial, debe afrontar esos ataques sistemáticos en forma organizada, basándose en que la represión en su contra se enfrenta con organización y la forma más adecuada es el asociacionismo judicial, como un derecho de los jueces garantizado por la libertad de organizarse.
La cooptación de las instituciones públicas encuentra como límite la acción de funcionarios que con base en sus principios de honestidad y vocación en favor de la justicia saben sostener una judicatura independiente, creen en la construcción de la democracia fomentada por la división de poderes y el valor de la justicia como estandarte de la defensa de los derechos humanos.
La clave para la fortaleza de la institución de la judicatura está entonces en la unidad, la que permita con base en objetivos de defensa gremial claros, fortalecer y respaldar al juez ante los ataques sistemáticos de quienes tienen poder político, poder económico, poder fáctico e incluso el poder de las armas.
De esa cuenta se deben crear instituciones gremiales que defiendan principios y derechos, que tengan determinación de defensa de la transparencia procesal, de la democracia participativa y sobre todo de la independencia judicial; que no sean instrumentalizadas para abusar de un sistema de justicia débil. Estar organizados ha sido el mejor elemento de trabajo para afrontar los desafíos de ser juez independiente que conlleva ser víctima en algunos casos del acoso de quienes creen que el juez tiene un precio, desconociendo que lo que se tiene en el juez independiente es el valor de la honestidad.
Por ello se debe reconocer el enorme esfuerzo de los funcionarios públicos que no se amedrentan, que no se rinden, que no se venden y de la Asociación Guatemalteca de Jueces por la Integridad que los cobija.
En estos momentos de crisis para el Estado de Derecho, recordamos las palabras de Dante Alighieri: “El más oscuro rincón del infierno está reservado para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral”.